En un movimiento audaz hacia la empoderación digital y la soberanía de datos, Brasil está probando una iniciativa innovadora que permite a los ciudadanos obtener beneficios económicos al monetizar los datos generados por sus actividades en línea. El programa piloto, lanzado en algunas regiones del país, marca un cambio significativo en la forma en que gobiernos y corporaciones abordan la privacidad digital, la propiedad de los datos y los derechos individuales en la era digital.
Un nuevo modelo de propiedad de datos
Bajo este piloto, los ciudadanos brasileños pueden optar por participar en un sistema que les permite recopilar, gestionar y potencialmente beneficiarse económicamente de las huellas digitales que dejan tras de sí — incluyendo el historial de búsquedas, uso de aplicaciones, ubicación geográfica y otros datos relacionados con su comportamiento en línea. Este concepto, conocido como “dividendo de datos” o “trabajo con datos”, convierte a las personas no solo en usuarios de servicios digitales, sino también en accionistas de la economía de datos.
El proyecto se desarrolla en colaboración con varias empresas tecnológicas, instituciones académicas y agencias gubernamentales dentro de la estrategia más amplia de transformación digital del país. Los participantes reciben una plataforma similar a una billetera digital donde pueden ver qué datos se están recopilando, elegir qué información compartir y con quién — ya sea con empresas privadas, investigadores universitarios o servicios públicos.
Cómo funciona
Los usuarios reciben compensación mediante un sistema de pagos basado en blockchain o directamente en cuentas bancarias vinculadas cada vez que sus datos, anonimizados y agrupados, son utilizados para investigación de mercado, planificación urbana o desarrollo de productos. Es importante destacar que todos los datos compartidos a través del programa están desvinculados de identificadores personales para proteger la privacidad del usuario.
Además, los participantes tienen la posibilidad de revocar el acceso en cualquier momento y pueden seguir exactamente cómo se está utilizando su información. La transparencia y el consentimiento informado son principios fundamentales en el diseño del programa.
¿Por qué Brasil?
Brasil ha mostrado un enfoque cada vez más proactivo respecto a los derechos digitales. En 2020, el país implementó la Ley General de Protección de Datos (LGPD), una regulación integral similar al RGPD europeo. El actual programa piloto se construye sobre esta base, con el objetivo de otorgar a los ciudadanos mayor control sobre sus identidades digitales, fomentando al mismo tiempo la innovación en el uso ético de los datos.
Funcionarios gubernamentales aseguran que el programa podría ayudar a reducir la brecha digital al ofrecer incentivos económicos para interactuar con plataformas digitales, especialmente entre comunidades de bajos ingresos que podrían estar excluidas de los beneficios de la economía digital.
Desafíos futuros
Aunque la iniciativa ha recibido elogios de defensores de la privacidad y economistas digitales, algunos críticos advierten sobre posibles riesgos. Entre ellos se encuentran preocupaciones acerca del consentimiento informado, el riesgo de coerción (particularmente si la participación se vincula al acceso a ciertos servicios) y la sostenibilidad a largo plazo de pagar a las personas por sus datos.
También hay dudas sobre cómo escalará el programa y si podrá mantener altos niveles de seguridad y cumplimiento conforme crezca.
Qué significa para el futuro
Si tiene éxito, el experimento brasileño podría servir como modelo para otras naciones que buscan reequilibrar la dinámica de poder entre individuos y grandes empresas tecnológicas. Representa una redefinición fundamental del intercambio de valor en los ecosistemas digitales — alejándose del modelo actual, en el cual los datos se extraen sin compensación alguna, hacia uno en el que los usuarios sean justamente recompensados por sus contribuciones digitales.
A medida que las discusiones globales sobre ética de datos, inteligencia artificial y capitalismo de vigilancia se intensifican, el programa piloto de Brasil ofrece una visión del futuro en el que las personas no sean solo sujetos de datos, sino también sus legítimos dueños y beneficiarios.
Reflexiones finales
El programa experimental de Brasil es más que una prueba tecnológica — es un experimento social y económico que cuestiona las bases mismas del internet moderno. Al dar a los ciudadanos las herramientas para beneficiarse económicamente de sus propios datos, el país está estableciendo un precedente que podría redefinir el paisaje digital global.